Esta glándula tiene forma de mariposa y normalmente se localiza en la parte de adelante del cuello; su trabajo es formar las hormonas tiroideas, volcarlas al torrente sanguíneo y entregarla a todos los tejidos del cuerpo.
La glándula tiroides es un órgano en forma de mariposa situado en la base del cuello, delante de la tráquea. Es el “controlador maestro” del metabolismo y tiene un papel clave en nuestra salud y bienestar.1,2
Produce, almacena y libera las hormonas tiroideas en la sangre, regulando así el metabolismo.2 Estas hormonas son esenciales para el buen funcionamiento de todos los tejidos y órganos corporales.3
Permiten que nuestro cuerpo utilice eficientemente sus reservas de energía, controlando así la temperatura y permitiendo que nuestros músculos funcionen correctamente.3
¿Quién está en riesgo?
La disfunción tiroidea es muy común en todo el mundo, especialmente en las mujeres.4 No se sabe del todo por qué las mujeres están más en riesgo que los hombres, pero no sólo son más propensas a tener problemas de tiroides, sino también a desarrollarlos más temprano en su vida.4
Ciertos momentos en la vida de la mujer la hacen más vulnerable a tener problemas de la tiroides, entre los que se incluyen:4
Embarazo reciente
Experimentar cambios hormonales debido al embarazo, parto o durante la menopausia.
Independientemente de tu sexo, estás en riesgo de tener disfunciones tiroideas si:4
Tienes antecedentes familiares de problemas de tiroides.
Tienes una enfermedad autoinmune como diabetes tipo 1.
Tienes más de 60 años.
Tienes antecedentes de trastornos de la tiroides o haber tenido una cirugía de la tiroides.
Tienes síndrome de Down o de Turner.
Tienes antecedentes de uso de litio.
Has ingerido cantidades significativas de yodo a través de alimentos o medicamentos.
Las personas que han tenido tratamientos de radiación o cuyos cuellos han estado expuestos a los rayos X también son más propensas a sufrir problemas de la tiroides.4 Curiosamente, las personas caucásicas y asiáticas tienen tres veces más riesgo que otras poblaciones.4
La tiroiditis es la inflamación de la glándula tiroides. Puede provocar niveles excesivamente altos de hormonas tiroideas en el organismo o bien falta de las mismas.
La tiroides es una glándula en forma de mariposa que se encuentra en el cuello y produce hormonas que el cuerpo necesita para funcionar correctamente. Esas hormonas afectan a procesos como:
El ritmo de los latidos del corazón
La temperatura corporal
El consumo de energía en las células
¿Cuáles son los tipos de tiroiditis?
Dependiendo de su causa, la tiroiditis puede ser
Viral o subaguda
Tiroiditis post-parto
Tiroiditis inducida por medicamentos
Tiroiditis autoinmune
La primera de éstas es temporal y la tiroides suele recuperar su funcionamiento normal tras el tratamiento. La última categoría puede desembocar en daño permanente a la tiroides.
Tiroiditis viral o subaguda
Se cree que la tiroiditis subaguda está causada por una infección por virus en la glándula tiroides. Suele ir asociada a síntomas parecidos a los de la gripe. Es más frecuente en mujeres que en varones y tiende a presentarse en personas de edades comprendidas entre los 20 y los 50 años.
La principal característica de la tiroiditis subaguda es que la glándula aumenta de tamaño, con inflamación dolorosa y blanda al tacto. Se desarrolla rápidamente en un periodo que oscila entre las 24 y las 48 horas. Otros síntomas posibles son:
Nerviosismo
Temblores
Palpitaciones
Insomnio
Sensación de calor
Suele seguirle una fase de hipotiroidismo en la cual los síntomas pueden ser:
Fatiga
Sensación de frío
Tiroiditis post-parto
La tiroiditis post-parto es una forma temporal de tiroiditis que se presenta en mujeres que han dado recientemente a luz, sobre todo si esas pacientes tienen anticuerpos anti-tiroideos. Suele detectarse en los seis primeros meses después de dar a luz.
Como sucede con la tiroiditis subaguda, la tiroiditis post-parto suele asociarse con síntomas de hipertiroidismo. Se resuelve por sí sola o bien evoluciona hasta que la persona experimenta síntomas propios del hipotiroidismo. Es posible que la fase de hipotiroidismo se presente como depresión post-parto.
En los casos leves, es posible que no sea necesario tratamiento, ya que la enfermedad se resuelve de forma espontánea. Si los síntomas son preocupantes, el médico puede optar por recurrir a diversos medicamentos.
Tiroiditis inducida por medicamentos
Ciertos medicamentos pueden provocar tiroiditis. En muchos casos, la tiroiditis se resuelve sin recurrir a terapia farmacológica, en otros, se recurre a medicamentos de la familia de los esteroides.
Tiroiditis autoinmune
La tiroiditis autoinmune es un proceso en el que el propio sistema inmunológico del organismo ataca a las células tiroideas como si fueran invasores (virus o bacterias, por ejemplo).
La forma más frecuente de tiroiditis autoinmune es la enfermedad de Hashimoto. Los síntomas más habituales son los propios del hipotiroidismo, que puede cursar o no con bocio (aumento del tamaño de la glándula), sin dolor. Los síntomas más frecuentes del hipotiroidismo incluyen:
Fatiga
Sensibilidad acusada al frío
Estreñimiento
Sequedad de la piel
Aumento de peso
Hinchazón del rostro
Ronquera
Debilidad muscular
Aumento de los niveles de colesterol en sangre
Dolor y rigidez en los músculos
Dolor, rigidez o inflamación de las articulaciones
Alteraciones del ciclo menstrual
Debilidad del cabello
Descenso de la tasa cardiaca
Depresión
Alteraciones de la memoria
Si el daño en la tiroides es permanente, el paciente necesitará tomar medicación de por vida para equilibrar las hormonas tiroideas en su organismo.
Hay dos trastornos funcionales principales de la glándula tiroidea – hipotiroidismo (o una tiroides hipoactiva) e hipertiroidismo (tiroides hiperactiva), de las cuales el hipotiroidismo es mucho más común.
La tiroides necesita yodo para producir sus hormonas y si hay demasiado poco yodo en la dieta puede hacer que la tiroides deje de funcionar adecuadamente.
Los signos y síntomas de la enfermedad tiroidea se consideran una de las observaciones clínicas más importantes a la hora de tratar el hipertiroidismo, así como el hipotiroidismo.
Los mecanismos celulares en los que intervienen las hormonas tiroideas explican los cambios en:
El funcionamiento del corazón
Su capacidad para contraerse
La presión arterial
La resistencia vascular
Las alteraciones del ritmo cardíaco (taquicardia)
Es importante reconocer los efectos del hipertiroidismo y otras dolencias de la tiroides en el corazón, ya que cuando se trata debidamente la enfermedad de la tiroides, normalmente la dinámica del corazón también se recupera.
Por otro lado, cuando el exceso de hormonas tiroideas propio del hipertiroidismo no se trata y la enfermedad tiroidea se encuentra en una fase avanzada, puede presentarse aumento patológico del volumen del corazón, además de insuficiencia cardiaca, fibrilación auricular y taquicardia.
Las enfermedades cardiacas asociadas a hipertiroidismo se asocian con mayor morbilidad y mortalidad.
Algunos estudios han sugerido que incluso puede ser conveniente tratar el hipertiroidismo subclínico (que no produce síntomas evidentes) para reducir la taquicardia y otras dolencias del corazón.
Desde que se describieron los primeros casos de hipertiroidismo y tirotoxicosis, hay un espectro de síntomas que preocupan a los médicos por sus potenciales implicaciones en el sistema cardiovascular. La taquicardia es uno de los más relevantes.
La tasa de mortalidad de los pacientes con hipertiroidismo puede ser un 20% más elevada que la del resto de la población y las causas de mortalidad más prevalentes son las que tienen que ver con problemas cardíacos, como la taquicardia.
Hipertiroidismo y taquicardia: el papel de la triyodotironina
La triyodotironina, también denominada T3, es una hormona tiroidea activa que tiene efectos en el músculo del corazón y en los vasos sanguíneos.
Además, las hormonas tiroideas también afectan a la absorción de calcio durante la diástole (el movimiento de relajación del corazón) y en el sistema renina angiotensina y aumenta la contractibilidad de los músculos cardiacos.
Taquicardia en el hipertiroidismo silente
Las palpitaciones que pueden experimentar las personas con hipertiroidismo silente son el resultado de un incremento en la tasa y la fuerza de la contracción de los tejidos del corazón, un síntoma que puede presentarse independientemente de la causa del hipertiroidismo.
Los ecocardiogramas de los pacientes con hipertiroidismo pueden mostrar diversas alteraciones, entre las cuales, la más habitual es la taquicardia sinusal (un aumento de los latidos del corazón).
Además, se estima que el 6% de los pacientes con niveles elevados de hormonas tiroideas en la sangre (como sucede en el hipertiroidismo) desarrollan insuficiencia cardiaca y esto se debe, en parte, a la taquicardia.
En consecuencia, los expertos consideran que el hipertiroidismo es un problema frecuente de la tiroides, con muchos efectos en diferentes órganos, incluyendo:
Metabolismo de los huesos
La piel
El sistema gastrointestinal
El sistema cardiovascular
De todos estos sistemas, se considera que los efectos cardiovasculares, como la taquicardia, son los más peligrosos.
La enfermedad de Graves es la causa más común de hipertiroidismo, pero otras incluyen:
Toxicidad por nódulos tiroideos (nódulos calientes)
Falta de yodo
El tratamiento del hipertiroidismo es importante por muchos motivos, pero algunos investigadores han destacado sobre todos ellos las complicaciones en el ritmo de los latidos del corazón, incluso cuando el hipertiroidismo es silente y no produce otros síntomas, particularmente en pacientes de alto riesgo. Esta población puede incluir a personas mayores o pacientes con otras enfermedades que los hacen más vulnerables.
Además, hay que contemplar el tratamiento del hipertiroidismo como una forma de prevenir complicaciones del tipo de arritmias, pero sin olvidar que el hipotiroidismo también tiene efectos en la salud cardiovascular.
Es crucial hacer que los pacientes con hipertiroidismo recuperen la situación de eutiroidismo, con niveles hormonales normales.
La tiroiditis de Hashimoto es una enfermedad autoinmune en la cual el sistema inmunológico del cuerpo se vuelve contra sí mismo y ataca a la tiroides. Esto conduce a la destrucción gradual y prolongada de la glándula tiroides y; por lo tanto, a niveles insuficientes de hormonas tiroideas. A medida que la enfermedad progresa, la tiroides puede producir muy pocas hormonas tiroideas, resultando en hipotiroidismo.
¿Quién está en riesgo?
La tiroiditis de Hashimoto puede afectar a cualquier persona a cualquier edad, pero sobre todo se presenta en mujeres de mediana edad y en personas con antecedentes familiares de trastornos de la tiroides. El porqué el sistema inmunológico ataca la glándula tiroides aún se desconoce, pero los posibles factores de riesgo incluyen infecciones virales o bacterianas y tener otra enfermedad autoinmune como diabetes tipo 1.
Síntomas de la enfermedad de Hashimoto
Esta enfermedad puede pasar desapercibida por mucho tiempo. En el transcurso de la enfermedad la glándula tiroides puede llegar a agotarse y podrías desarrollar hipotiroidismo con síntomas como:
Ensanchamiento del cuello o presencia de bocio y, después en la enfermedad, una glándula tiroides pequeña
Períodos menstruales anormales
Estreñimiento
Dolor articular o muscular
Pérdida de cabello
Piel seca
Uñas frágiles
Hinchazón de la cara
De qué manera se diagnostica la enfermedad de Hashimoto
Las personas con tiroiditis de Hashimoto a menudo presentan síntomas de hipotiroidismo, a veces acompañados por el hallazgo de un bocio. Los síntomas por sí solos no son una prueba fiable de esta enfermedad. Se necesitan análisis de sangre para hacer un diagnóstico válido. Si tienes altos niveles de TSH en la sangre y niveles bajos de T4 libre (tiroxina que circula libremente en la sangre) probablemente tengas hipotiroidismo. Los anticuerpos contra la peroxidasa tiroidea, una enzima implicada en la producción de hormonas tiroideas, suelen estar elevados en casos de tiroiditis de Hashimoto.
Tratamiento de la enfermedad
Si te diagnostican tiroiditis de Hashimoto, tu médico te recetará una hormona para reemplazar la tiroxina. La mayoría de los pacientes con tiroiditis de Hashimoto necesitará un tratamiento permanente con la medicación adecuada. Encontrar la dosis correcta, particularmente al principio, puede requerir pruebas con TSH cada 6-8 semanas después de cualquier ajuste de dosis, hasta que se determine la dosis ideal. Después, y por lo general, el control de TSH una vez al año es suficiente.
La escasez de yodo en la dieta es la principal causa del aumento del tamaño normal de la tiroides, mejor conocido como bocio. De hecho, alrededor de 700 millones de personas en todo el mundo se ven afectadas por la deficiencia de yodo.
¿Cómo reconocer un bocio?
El bocio se puede formar cuando la glándula tiroides intenta compensar la deficiencia de yodo y la baja y/o fallida producción asociada de hormonas tiroideas. Es a través de este proceso, que la glándula se agranda progresivamente y comienza a crecer desde su tamaño normal.
Una persona con la tiroides muy agrandada, puede tener problemas para tragar y respirar. La Asociación Americana de Endocrinólogos Clínicos (AACE), recomienda el denominado “chequeo del cuello” para ayudar a las personas a reconocer un posible aumento de la tiroides.
Sin embargo, la simple clasificación visual puede ser imprecisa, debido principalmente a la posibilidad de error humano y a variaciones en la anatomía individual (por ejemplo: un cuello musculoso puede ocultar una tiroides agrandada) y no debe servir en ningún modo como un sustituto de un diagnóstico específico de un profesional de la medicina.
¿Cómo reconocer un nódulo?
Los nódulos tiroideos son sobrecrecimientos anormales de tejido en la glándula tiroides. Algunas personas desarrollan un nódulo mientras que otras desarrollan muchos. Los nódulos tiroideos son relativamente comunes, casi la mitad de las personas tienen al menos un nódulo, cuando llegan a la edad de 60 años. Al igual que con el bocio, la formación de nódulos tiroideos puede ser causada por la insuficiencia de yodo en la dieta.
Los nódulos tiroideos se clasifican por escaneo y se denomina fríos, tibios y calientes.
Frío: si un nódulo no produce hormonas tiroides, el 85% son benignos (no cancerosos).
Tibio: el 90% de nódulos son benignos.
Caliente: si el nódulo produce hormonas tiroides y se muestra más oscuro, el 95% de los casos son benignos.
Aproximadamente 85% de los nódulos son fríos, 10% tibios y 5% calientes.
Inicialmente, la mayoría de los nódulos tiroideos no causan síntomas notorios. A menudo no se descubren hasta el siguiente examen médico de rutina o en pruebas de imagen, como la tomografía computarizada (TC) o la ecografía cervical, realizadas por razones no relacionadas. A medida que crecen los nódulos tiroideos pueden presentarse los siguientes síntomas (aunque esto es bastante raro):
Dificultad para tragar o dolor al tragar6
Dificultad para respirar
Ronquera6
Síntomas de hipertiroidismo en el caso de los nódulos calientes.
Al presentarse dificultades respiratorias, ronquera, dolor intenso y/o signos generales de enfermedad, como fiebre y dolor en las articulaciones (ya que estos síntomas son posibles signos de nódulos de crecimiento rápido, tiroides aumentada o inflamación tiroidea), se debe consultar a un médico inmediatamente. Si crees que se ha formado un nódulo en tu glándula tiroides, puedes realizar el llamado “chequeo cervical”, según lo establecido por la Asociación Americana de Endocrinólogos Clínicos.
Diagnóstico y tratamiento
Después de un sencillo examen físico realizado por un médico, se toma una muestra de sangre para determinar si hay una cantidad suficiente de la hormona TSH en el torrente sanguíneo. Esta hormona es un indicador de si la glándula tiroides funciona normalmente. La ecografía se realiza para determinar el tamaño real de los nódulos y la glándula tiroides. Dicho examen es completamente indoloro.
¿Cómo se tratan el bocio y los nódulos?
No todos los bocios y nódulos requieren tratamiento. Dependiendo de su tipo y tamaño, su desarrollo podría ser solamente observado con regularidad. En general, existen tres tratamientos; sin embargo, la elección de la terapia depende del diagnóstico de cada paciente. El objetivo principal del tratamiento es reducir la glándula tiroides agrandada y los nódulos.
Tratamiento con medicamentos
Para el bocio y nódulos que se presentan debido a deficiencia de yodo se puede administrar suplementos de yodo. Si el bocio se debe a la tiroiditis de Hashimoto y se tiene hipotiroidismo, se te administrará la medicación adecuada para restaurar los niveles de la hormona tiroidea a la normalidad. Cuando el bocio y los nódulos se acompañan de hipertiroidismo (por ejemplo, en el caso de los nódulos calientes), se prescriben medicamentos adicionales.
Terapia con yodo radiactivo
El yodo radioactivo se administra en una sola dosis, en forma de cápsula o líquido. Se introduce en la glándula tiroides a través del torrente sanguíneo, donde se almacena y provoca la contracción del tejido tiroideo debido a la radiación de corto alcance.
Cirugía de tiroides
Cuando se detecta un crecimiento maligno en la tiroides, se debe extirpar toda la glándula a través de cirugía; además, la glándula tiroides puede ser parcial o completamente eliminada si un bocio o nódulo están causando una inmensa molestia. Después de este procedimiento, se requiere un tratamiento para reemplazar la producción de la hormona tiroidea.
Independientemente de la terapia utilizada –y para ayudar a prevenir los trastornos de la tiroides– siempre debes asegurarte una ingesta adecuada de yodo en tu dieta.
En la mayoría de las regiones del mundo, la incidencia del cáncer de tiroides ha aumentado en las últimas décadas, pero la mortalidad relacionada ha ido disminuyendo. Las tasas de incidencia en los países de ingresos altos son el doble de las de los países de ingresos bajos y medios.
Tipos de cáncer de tiroides
El cáncer de tiroides se clasifica de acuerdo al tipo, tamaño y su tendencia a propagarse. El cáncer de tiroides suele tratarse y puede curarse mediante cirugía. Existen cuatro tipos principales de cáncer de tiroides:
El cáncer papilar de tiroides es el tipo más común, representando el 70 a 80% de los casos y puede presentarse en cualquier edad. Se trata de un tumor de crecimiento lento con tendencia a propagarse a los ganglios linfáticos del cuello.
El cáncer folicular de tiroides, que comprende del 10 al 15% de los casos, también es de crecimiento lento y puede propagarse a los ganglios linfáticos, el torrente sanguíneo y tejidos más distantes, incluidos los huesos y los pulmones.
El cáncer medular de tiroides representa alrededor del 2% de los casos y por lo general se presenta con niveles de calcitonina anormalmente altos. Es de crecimiento lento y tiene un componente genético importante; por lo cual, los miembros de la familia del paciente deben hacerse pruebas sobre mutación genética.
El cáncer anaplásico de tiroides es el tipo menos común de cáncer de tiroides, que representa menos del 2% de los casos. Es un tumor de rápido crecimiento que se propaga velozmente y es difícil de tratar.
¿Cómo se diagnostica el cáncer de tiroides?
El cáncer de tiroides a menudo se desarrolla en bultos o nódulos sin causar síntomas. Los nódulos se detectan a menudo incidentalmente, por ejemplo, mediante tomografía computarizada o ultrasonidos realizados por otras razones. El examen de la tiroides es realizado por ultrasonido tiroideo. Un examen microscópico del tejido tomando una muestra por biopsia a través de una aspiración con aguja delgada mostrará si hay células cancerosas y, en el caso de diagnóstico, qué tipo de cáncer es. Afortunadamente, menos de uno de cada 10 nódulos son cancerígenos.
El diagnóstico de cáncer de tiroides genera un fuerte impacto, y suele venir acompañado por una avalancha de emociones, como tristeza, miedo, ira e impotencia. Aprender más sobre tu enfermedad y la atención médica disponible puede ayudarte a superar tu miedo y cualquier sentimiento de impotencia. También te permite participar activamente en el proceso de tratamiento. La buena noticia es que el cáncer de tiroides puede ser tratado y a menudo, curado.
Tratamiento del cáncer de tiroides
De acuerdo con la Asociación Americana de la Tiroides, el tratamiento primario para todas las formas de cáncer de tiroides es la extirpación de una parte o de toda la glándula de la tiroides mediante cirugía. Si el tumor ya se ha diseminado en los ganglios linfáticos del cuello o parte superior del pecho, estos ganglios también serán eliminados. Después de la extracción de la tiroides, se te prescribirá la medicación adecuada que es biológicamente idéntica a la tiroxina. Tendrás que tomarla de manera permanente.
Si tu tumor es grande o se ha diseminado a otros tejidos, probablemente tu médico recomendará terapia con yodo radiactivo (RAI) después de la cirugía. La RAI matará las células cancerígenas restantes, incluso las que están en tejidos más distantes. Debes hablar con tu médico acerca de cómo equilibrar los riesgos potenciales frente a los beneficios de este tratamiento.
En pacientes con estados avanzados de cáncer de tiroides, la cirugía y el tratamiento RAI pueden no funcionar. Tu médico te propondrá radioterapia, quimioterapia o una combinación de ambos.
Después de un tratamiento exitoso, se necesitan exámenes de seguimiento periódicos para asegurarse de que el cáncer no ha vuelto. Estos chequeos incluirán exámenes físicos y de ultrasonido del área del cuello y análisis de sangre. Los análisis de sangre mostrarán si estás recibiendo la cantidad correcta de tiroxina y monitorearán la presencia de tiroglobulina. Después de la eliminación de la tiroides y el tratamiento RAI, tu cuerpo ya no debe producir la proteína tiroglobulina (una proteína que sólo se produce en la glándula tiroides). Si aparece en un análisis de sangre, entonces es probable que tu cáncer de tiroides haya regresado.
Nota: De acuerdo con la Asociación Americana de la Tiroides, los pacientes menores de 45 años con un tumor de tamaño pequeño o un cáncer confinado a la glándula de la tiroides tienen una excelente tasa de recuperación. Para estos pacientes, la tasa de supervivencia a 10 años es de 100%. Para todos los pacientes con cáncer de tiroides diagnosticados en EUA entre 2006 y 2012, se ha reportado una tasa de supervivencia a cinco años de 98.1%.
Al igual que la tiroiditis de Hashimoto, la enfermedad de Graves es una enfermedad autoinmune en la cual el sistema inmunológico del cuerpo estimula excesivamente la tiroides, causando que produzca grandes cantidades de hormonas tiroideas.1 Cerca de 25-40 % de los pacientes con enfermedad de Graves muestran signos clínicamente relevantes de oftalmopatía de Graves (inflamación y abultamiento de los ojos);2 sin embargo, la enfermedad de Graves acompañada de oftalmopatía de Graves, de moderada a grave, sólo ocurre en menos del 5% de los pacientes.2
¿Quién está en riesgo?
Las mujeres menores de 40 años son especialmente propensas a desarrollar la enfermedad de Graves.3 También los fumadores son más propensos a tener la enfermedad de Graves y son más propensos a tener problemas oculares, con respecto a los no fumadores.3
Síntomas de la enfermedad de Graves
Esta enfermedad puede pasar desapercibida por mucho tiempo, pero se pueden experimentar algunos de los siguientes síntomas:1,4
Frecuencia cardiaca rápida
Nerviosismo y/o irritabilidad
Ansiedad
Insomnio
Pérdida de peso, pero sin haber hecho cambios en la dieta
Debilidad muscular, en especial en brazos y muslos
Aumento de sudoración
Evacuaciones presentes
Periodos menstruales más leves o menos frecuentes
Manos temblorosas
Adelgazamiento de la piel
Los síntomas de la oftalmopatía de Graves incluyen:1
Ojos rojos o inflamados
Hinchazón de la piel alrededor de los ojos
Ojos abultados
Visión disminuida o doble (en casos muy extraños)
Diagnóstico de la enfermedad de Graves
Tu médico no puede saber sólo por los síntomas si padeces esta enfermedad. Se requieren exámenes físicos y análisis de sangre para un diagnóstico definitivo.1 Los indicadores incluyen niveles bajos de TSH y niveles elevados de tiroxina libre.5 Para determinar la extensión de tu hipertiroidismo, también se debe realizar una prueba de triyodotironina. Los problemas oculares, agrandamiento de la glándula tiroides o antecedentes familiares de tiroides u otras enfermedades autoinmunes se consideran, a menudo, prueba suficiente de la enfermedad de Graves, en cuyo caso no se necesitarán más análisis sanguíneos para confirmar la presencia de anticuerpos estimulantes de la tiroides.5
Tratamiento de la enfermedad de Graves
Tu médico conversará contigo sobre las mejores opciones de tratamiento para prevenir que la glándula tiroides produzca exceso de hormonas tiroideas.
Los medicamentos antitiroideos permiten controlar el hipertiroidismo sin destruir la glándula tiroides, pero deben tomarse por lo menos durante 6 meses.5 En un pequeño número de pacientes, la enfermedad puede resolverse.5
Otra opción es la destrucción del tejido tiroideo por radiación de yodo radioactivo, pero tardará de 6 a 18 semanas antes de ver algún beneficio.5
La tercera opción es remover partes o toda la glándula tiroides por medio de cirugía.5
Las dos últimas opciones provocarán hipotiroidismo a largo plazo.5 Tus niveles de hormona tiroidea serán restaurados a la normalidad mediante la sustitución de la tiroxina.1 Si presentas los síntomas de la enfermedad de Graves (como frecuencia cardíaca rápida, ansiedad, dificultad para dormir y pérdida de peso), tu médico puede prescribirte temporalmente betabloqueadores, lo que te hará sentirte mejor en un corto tiempo.4,5 Los chequeos anuales garantizan un éxito de tratamiento duradero.